martes, 11 de agosto de 2015

LAUDATO SI: LA TEOLOGÍA DE LA ECOLOGÍA.

ASOCIACIÓN CASA DE LOS DERECHOS HUMANOS
LAUDATO SI: LA TEOLOGIA DE LA ECOLOGIA.
La reciente publicación de la Encíclica Laudato Si del Papa Francisco debemerecer una atención especial de la sociedad de nuestro tiempo por tratarse de un documento que pone acento en un tema fundamental que agobia a la humanidad como es el calentamiento global, el impacto de este fenómeno sobre los sectores más pobres del planeta y las repercusiones que esta tiene y tendrá sobre el futuro de la humanidad.
Si en los años 70 la Teología de la Liberación a cargo de Gustavo Gutiérrez y otros teólogos provocaron la iras de las elites dominantes y de la propia política exterior norteamericana empeñada en sofocar a toda costa las luchas populares en nuestro continente por tocar temas como la pobreza y la exclusión social de los pueblos latinoamericanos y que demandaban la transformación de las estructuras económicas sociales de entonces; la reciente publicación de Laudato Si ha despertado el furor de poderosos grupos petroleros americanos y de la derecha empresarial y religiosa conservadora lo cual nos advierte acerca de la transcendencia de este documento cuya importancia no deja de ser menos cuando se trata de desarrollar una cultura de educación ambiental y de ciudadanía ecológica desde la sociedad civil y la escuela, en particular.
Este breve artículo desarrolla algunas de las ideas fuerza de la encíclica, que consideramos útiles para la interpretación de este proceso y sus repercusiones sobre la política y la economía, sin ignorar a los responsables directos de este problema global, a saber, el poder transnacional.
EL ENCUENTRO ENTRE EL SABER CIENTÍFICO Y LA IGLESIA. Un aspecto fundamental de la Encíclica está caracterizado por el encuentro entre el saber científico y los principios de la Iglesia, que desde la perspectiva de Francisco no pueden estar necesariamente divorciados, como en el caso que enfrento hace varios siglos a Galileo Galilei y su teoría heliocéntrica con el poder papal medioeval. Francisco reconoce las conclusiones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas publicadas el año 2014 las que referían que “las emisiones de gases de efecto invernadero y otros impulsores antropogenos han sido la causa dominante del calentamiento observado desde mediados del siglo XX que se manifiestan tanto en catástrofes naturales regionales como en crisis sociales e incluso financieras”. Con dureza ha dicho el Papa “La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso deposito de porquería” p. 19.
A partir de este reconocimiento sostiene Francisco que las consecuencias del cambio climático son una realidad innegable y afectara con mayor grado a los más pobres: “El cambio climático es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad. Los peores impactos probablemente recaerán en las primeras décadas sobre los países en desarrollo. Muchos pobres viven en lugares particularmente afectados por fenómenos relacionados con el calentamiento, y sus medios de subsistencia dependen fuertemente de las reservas naturales de los servicios ecosistemicos, como la agricultura, la pesca los recursos forestales. No tienen otras actividades financieras y otros recursos que les permitan adaptarse a los impactos climáticos o hacer frente a situaciones catastróficas, y poseen poco acceso a servicios sociales y a protección. p.22.
Francisco no queda en la caracterización del problema, ahonda sus conclusiones señalando a los directos responsables de este problema, el poder empresarial transnacional, cuando afirma que: “… los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial, donde priman una especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente. Así se manifiesta que la degradación ambiental y la degradación humana y ética están íntimamente unidas”. p. 45.
LA PRIVATIZACION DEL AGUA. En tiempos de privatización de los bienes públicos por el avance arrollador de la economía de mercado, Francisco toma posición y hace una expresa defensa del derecho humano al agua e introduce un nuevo concepto de “deuda social” a favor de los que menos tienen. A saber, sobre el agua afirma el Papa Francisco: “Mientras se deteriora constantemente la calidad del agua disponible, en algunos lugares avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido en mercancía que se regula por las leyes del mercado”. 
“En realidad, el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental universal porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto, es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos”. Más adelante dirá: “Este mundo tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable, porque eso es negarles el derecho a la vida radicada en su dignidad inalienable”. p. 26.

Esta tesis resulta siendo una severa advertencia para aquellos gobernantes que sin límite alguno han resuelto privatizar los bienes públicos sometiendo sus recursos naturales a poderosos grupos transnacionales, como ocurre actualmente en América Latina originando sucesivos conflictos sociales (En el Perú, hemos tenido casos como Bagua, Conga, Tia María, etc.) y que en otras regiones del mundo, como en el Lejano Oriente, son fuente de guerras interminables que afectan la paz mundial, originando destrucción de ciudades, migraciones forzosas de millares de personas, hambruna, muertes por doquier, etc.
EL CLIMA, UN BIEN COMUN Y UNIVERSAL. En su caracterización del problema alude de manera directa a los grupos de poder empresarial como responsables de la degradación ambiental, como a los Estados que han facilitado este escenario con su silencio o impavidez política.
Al referirse al clima Francisco defiende su carácter común y universal al sostener: “El clima es un bien común, de todos y para todos(…) agrega que “hay un consenso científico que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento. Es verdad que hay otros factores (…) pero numerosos estudios científicos señalan que la mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero (…) emitidos sobre todo a causa de la actividad humana”, tesis que manifiesta una clara oposición a los negacionistas del cambio climático. Afirma, “la humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir este calentamiento o, al menos, las causas humanas que lo producen o acentúan” p.21.
La encíclica pone énfasis en la responsabilidad del ser humano en el calentamiento global, llamándola a actuar contra el cambio climático y los efectos que este fenómeno genera sobre la especie humana y su futuro, sin dejar de mencionar a los responsables de este crisis que afecta el futuro de la humanidad. Según Francisco, los grandes capitalistas prepararían un planeta “de escombros, desiertos y suciedad”, precisando sus críticas al dogmatismo neoliberal que encumbra la primacía del mercado sobre el Estado al afirmar que “la protección ambiental no puede asegurarse solo en base al cálculo financiero de costos y beneficios. El ambiente es uno de esos bienes que los mecanismos de mercado no son capaces de defender o de promover adecuadamente” p. 145
Sus apreciaciones sobre este problema llevan a Francisco a decir: “Estas situaciones provocan el gemido de la hermana tierra, que se une al gemido de los abandonados con un clamor que nos reclama otro rumbo. Nunca hemos maltratado lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos. p. 43.
Sin duda, Laudato Si renueva el debate y obliga a tomar posición respecto de su diagnostico y propuesta.

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