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Durante la semana que pasó se realizó en Arequipa la XXI Convención Minera Perumin, organizada por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú. En el marco de un conjunto de actividades empresariales, tecnológicas, logísticas y académicas se llevó a cabo un panel sobre educación con el título: "Desafíos para lograr el desarrollo del talento humano" con la participación de Patricia Salas, ministra de Educación; Javier Sota Nadal, exministro de Educación; Marilú Martens, exdirectora del Colegio Mayor, y el suscrito. A continuación, me permito compartir con ustedes algunas ideas que fueron materia de mi presentación.
En principio, hay que tener claridad de cómo se concibe actualmente el talento humano. El concepto de recursos humanos tiende a valorar el trabajo en general dándole a la diferenciación una importancia mínima, motivo por lo cual nadie es imprescindible. La definición de capital humano sí toma en cuenta la personalización laboral, pero como parte de los activos de la organización. Sin embargo, la conceptualización del talento humano va más allá. Considera la valoración y potenciación de las competencias personales y grupales. Y promueve su bienestar y, ciertamente, su desarrollo humano y profesional, lo que trae consigo productividad. El talento es un conjunto de capacidades mentales y motrices, conocimientos y actitudes que producen desempeños competentes en una determinada tarea, ocupación o profesión.
Por ello, un sistema educativo debe tener en cuenta que el talento humano no es absoluto ni general, por el contrario, es específico; lo cual implica dejar de lado la visión del coeficiente intelectual único, por una perspectiva evolutiva y plural de las capacidades humanas que van acompañadas de cualidades y actitudes personales- sociales.
Por otro lado, si bien el talento puede tener una base genética, su logro será posible si la educación genera estrategias para desarrollarlo porque como dice Cubeyro, experto brasileño en talentismo, el miedo se aprende, pero también la valentía; el optimismo se aprende, pero también el pesimismo; la sumisión se aprende, pero también la libertad; el conformismo se aprende, pero también la innovación. Se aprende la iniciativa, la resolución de problemas, la comprensión lectora, el liderazgo, la creatividad, el emprendimiento, el manejo del éxito y la frustración, así como el trabajo en equipo.
La gestión del talento se debe dar en un contexto de formación continua de los colaboradores donde juega un rol importante el liderazgo del que dirige o gerencia la empresa, la municipalidad, el sector público, la institución o cualquier organización social y productiva. Se trata de hacer de la especialización, la actualización, las evaluaciones, el reconocimiento de los méritos y la retención profesional prácticas permanentes para lograr su fortalecimiento.
Por lo señalado, en un país como el nuestro que requiere de técnicos y profesionales preparados para el crecimiento económico, la productividad y el bienestar social; el desafío es: Formar y gestionar el talento humano.
MÁS EN: http://www.educacionenred.com/Noticia/?portada=43415#ixzz2frkYYpm6
Durante la semana que pasó se realizó en Arequipa la XXI Convención Minera Perumin, organizada por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú. En el marco de un conjunto de actividades empresariales, tecnológicas, logísticas y académicas se llevó a cabo un panel sobre educación con el título: "Desafíos para lograr el desarrollo del talento humano" con la participación de Patricia Salas, ministra de Educación; Javier Sota Nadal, exministro de Educación; Marilú Martens, exdirectora del Colegio Mayor, y el suscrito. A continuación, me permito compartir con ustedes algunas ideas que fueron materia de mi presentación.
En principio, hay que tener claridad de cómo se concibe actualmente el talento humano. El concepto de recursos humanos tiende a valorar el trabajo en general dándole a la diferenciación una importancia mínima, motivo por lo cual nadie es imprescindible. La definición de capital humano sí toma en cuenta la personalización laboral, pero como parte de los activos de la organización. Sin embargo, la conceptualización del talento humano va más allá. Considera la valoración y potenciación de las competencias personales y grupales. Y promueve su bienestar y, ciertamente, su desarrollo humano y profesional, lo que trae consigo productividad. El talento es un conjunto de capacidades mentales y motrices, conocimientos y actitudes que producen desempeños competentes en una determinada tarea, ocupación o profesión.
Por ello, un sistema educativo debe tener en cuenta que el talento humano no es absoluto ni general, por el contrario, es específico; lo cual implica dejar de lado la visión del coeficiente intelectual único, por una perspectiva evolutiva y plural de las capacidades humanas que van acompañadas de cualidades y actitudes personales- sociales.
Por otro lado, si bien el talento puede tener una base genética, su logro será posible si la educación genera estrategias para desarrollarlo porque como dice Cubeyro, experto brasileño en talentismo, el miedo se aprende, pero también la valentía; el optimismo se aprende, pero también el pesimismo; la sumisión se aprende, pero también la libertad; el conformismo se aprende, pero también la innovación. Se aprende la iniciativa, la resolución de problemas, la comprensión lectora, el liderazgo, la creatividad, el emprendimiento, el manejo del éxito y la frustración, así como el trabajo en equipo.
La gestión del talento se debe dar en un contexto de formación continua de los colaboradores donde juega un rol importante el liderazgo del que dirige o gerencia la empresa, la municipalidad, el sector público, la institución o cualquier organización social y productiva. Se trata de hacer de la especialización, la actualización, las evaluaciones, el reconocimiento de los méritos y la retención profesional prácticas permanentes para lograr su fortalecimiento.
Por lo señalado, en un país como el nuestro que requiere de técnicos y profesionales preparados para el crecimiento económico, la productividad y el bienestar social; el desafío es: Formar y gestionar el talento humano.
En principio, hay que tener claridad de cómo se concibe actualmente el talento humano. El concepto de recursos humanos tiende a valorar el trabajo en general dándole a la diferenciación una importancia mínima, motivo por lo cual nadie es imprescindible. La definición de capital humano sí toma en cuenta la personalización laboral, pero como parte de los activos de la organización. Sin embargo, la conceptualización del talento humano va más allá. Considera la valoración y potenciación de las competencias personales y grupales. Y promueve su bienestar y, ciertamente, su desarrollo humano y profesional, lo que trae consigo productividad. El talento es un conjunto de capacidades mentales y motrices, conocimientos y actitudes que producen desempeños competentes en una determinada tarea, ocupación o profesión.
Por ello, un sistema educativo debe tener en cuenta que el talento humano no es absoluto ni general, por el contrario, es específico; lo cual implica dejar de lado la visión del coeficiente intelectual único, por una perspectiva evolutiva y plural de las capacidades humanas que van acompañadas de cualidades y actitudes personales- sociales.
Por otro lado, si bien el talento puede tener una base genética, su logro será posible si la educación genera estrategias para desarrollarlo porque como dice Cubeyro, experto brasileño en talentismo, el miedo se aprende, pero también la valentía; el optimismo se aprende, pero también el pesimismo; la sumisión se aprende, pero también la libertad; el conformismo se aprende, pero también la innovación. Se aprende la iniciativa, la resolución de problemas, la comprensión lectora, el liderazgo, la creatividad, el emprendimiento, el manejo del éxito y la frustración, así como el trabajo en equipo.
La gestión del talento se debe dar en un contexto de formación continua de los colaboradores donde juega un rol importante el liderazgo del que dirige o gerencia la empresa, la municipalidad, el sector público, la institución o cualquier organización social y productiva. Se trata de hacer de la especialización, la actualización, las evaluaciones, el reconocimiento de los méritos y la retención profesional prácticas permanentes para lograr su fortalecimiento.
Por lo señalado, en un país como el nuestro que requiere de técnicos y profesionales preparados para el crecimiento económico, la productividad y el bienestar social; el desafío es: Formar y gestionar el talento humano.
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